martes, 12 de junio de 2012

OÍDO EXTERNO

Respecto al oído externo (cuyas principales estructuras anatómicas son pabellón auricular y meato acústico externo), hay que tener en cuenta que es la parte que está expuesta al exterior. Por ese motivo, es susceptible sobre todo a infecciones.
                Entre los problemas más frecuentes relacionados al oído externo, están la otitis externa, acumulación de cerumen y traumatismos.1
-          Otitis Externa      
La otitis externa es una infección producida por una bacteria, provocada por la pérdida de una fina película que protege la piel del canal auditivo. El barrido de la capa protectora se produce habitualmente por una exposición prolongada a la humedad (otitis del nadador) o por grataje (irritación provocada al rascarse).Los síntomas más frecuentes de otitis externa son dolor, sensación de oído tapado, picazón y otorrea (secreción de líquido en el canal auditivo externo). La limpieza adecuada del canal es fundamental para ayudar a la desobstrucción y permitir la acción de terapia local (gotas o crema).1
-          Problemática del cerumen 
El cerumen tiene la función de evitar el ingreso de cuerpos extraños al oído. Su exceso podría provocar hipoacusia al obstruir el meato auditivo externo o la membrana timpánica.
No es recomendable el uso de “cotonitos”, ya que empujan el cerumen hacia la membrana timpánica dañando el oído, por lo que deberían usarse solo en la “oreja” o pabellón auricular.1

-          Traumatismos

Existen diversos tipos de traumatismos, como contusiones y  heridas en la oreja.

                Contusiones: Generalmente son producto de una caída o de un golpe con un objeto contundente  que afecta al canal auditivo. Las molestias más corrientes son el dolor y la sensación de hormigueo de la oreja y como consecuencia puede originar un hematoma.
Siempre que se examina este tipo de lesión del oído externo puede estar asociado a un daño más interno (oído medio y laberinto).
                Heridas en la oreja: Son producidas por el contacto con una superficie áspera – como el pavimento –  o por
 contacto con un objeto cortante. Una herida grave sería la pérdida de un trozo de pabellón auricular.1
 







Referencias.


 Correa A. “Manual de otorrinolaringología”. Editorial Mediterráneo; 1999. 




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